Carta 3
Hola, cómo estas?
Hola, cómo estas?
Mmm mmm...
Tal vez te hayas preguntado de dónde
viene toda esta infelicidad que se apodera de nuestras vidas como si
fuéramos víctimas de un secuestrador de buenos momentos...
Algo nos roba la alegría, y no
logramos sentirnos contentos con nosotros mismos, con nuestras
elecciones...
Yo creo que la base de nuestra
sensación de caos y de dolor proviene de la infidelidad...
Sí, la gente cree que la infidelidad
es una traición en una pareja, un matrimonio... pero la infidelidad
trasciende los vínculos maritales, y en todo caso, la infidelidad
conyugal es una consecuencia de previos derrumbes en la confianza ...
La infidelidad, parte de los padres
para con los hijos...
Madres contando intimidades del niño,
en una reunión casual entre mujeres aburridas en las plazas...
Papás y mamás ignorando el llanto de su
bebé, despues de haber leído siniestros libros que advierten a
padres primerizos, frágiles e indefensos progenitores, sobre la manipulación de esas “horrendas”
criaturas recién nacidas...
Un niño autoculpándose y justificando la desatención de sus tutores y comenzando un camino angustioso hacia
el autoengaño y la automutilación de las emociones verdaderas...
Hermanos, hermanas, parientes o adultos cercanos,
que se comportan con deslealtad y abusan de la ingenuidad y la
inocencia de los más pequeños...
Maestros que se hacen los simpáticos
mientras que a modo de juego, nos propinan golpes, nos burlan frente
a nuestros compañeros, o nos interrogan sobre asuntos privados...
Madres que quieren adueñarse de
nuestros talentos, o nuestra belleza y nos venden al mejor postor...
Padres que se ausentan, que no están, que no nos ven, que no nos recuerdan...
Amigos que, en el instante de mayor vulnerabilidad, nos canjean por amigos más
ricos, más populares o más rebeldes...
Novios, novias, que se ven con otras,
con otros, con otras y otros...
Profesores que esperan favores...
Profesoras que esperan sobornos...
Politiqueros que nos usan para sumar
votos...
Terroristas que nos utilizan de
esclavos sexuales o de escudos humanos...
Todo aquello que de alguna manera, corroe y apolilla nuestra percepción de
lealtad y amor incondicional...
La infidelidad no comienza cuando llegamos a la adultez...
Comienza cuando nos enseñan que no
valemos nada.
Y que no hay nada ni nadie a qué aferrarse...
Cuando desde los primeros días de
existencia, nos niegan la fidelidad que necesitamos para creer que
tenemos un sentido sagrado...
Cuando desde el inicio de nuestras vidas, no existe esa primera confianza,
ese primer soporte para creer en uno mismo, en el entorno cercano,
entonces comienza nuestra apuesta a la INFIDELIDAD.
Primero nos fallamos a nosotros mismo,
nos autoengañamos, nos sentimos minusválidos emocionales y
apostamos a los vínculos donde volveremos a confirmar una y otra
vez, que nunca seremos amados por lo que somos en realidad...
La infidelidad es un grito de
desesperanza.
Es no poder invertir en el auténtico amor, es estar a
la defensiva, huyendo hacia otras opciones sin futuro...
Es apostar a lo superficial, a la
cáscara, y así, evitar sentirse herido en la intimidad...
Si la gente en el mundo fuera infiel
pero feliz, este artículo mío, no tendría ninguna razón de ser...
Pero el ser humano, ese que no confía
y que traiciona, ese que no cuida y que se deja llevar por cualquier
deseo que se le apetece, ese ser humano, es una persona infeliz.
Los pseudoliberales saldrán a
justificar con miles de argumentos infantiles y paupérrimos,
infidelidades divertidas y liberadoras, pero la verdad de la
desdicha, volverá para borrar las sonrisas cínicas de un simple y sonoro sopapo.
Una persona que no se ha sentido amada,
que no escucha su propia voz y traiciona sus sueños...
Una persona que ha sido educada por
manipuladores que le enseñaron a manipular para actualizar sus
caprichos...
Una persona que necesita que otros
estén constantemente confirmando que es valiosa, que es inteligente,
que es bella o que es joven, es una persona infiel a sí misma, a su
verdadera esencia, y en breve, para satisfacer su voracidad de ser
valorada, traicionará aún a quién de verdad, intenta amarla como realmente es.
Aquellos que no han encontrado esa
fidelidad a ellos mismos, buscarán tapar su angustia de agujero negro
a través de diversas adicciones, drogas, alcohol, promiscuidad,
carreras profesionales maratónicas, progresos económicos poco
transparentes, o ansias de poder sin contenido...
Alguien que se siente feliz consigo
mismo, puede caminar y construir solo o con otros, sin necesidad de
aplausos, sin necesidad de traicionar lo que en verdad es...
Si estamos hartos de estar saltando de
infidelidad a infidelidad, sea del tenor que sea, y queremos
rehabilitar nuestra condición de ser humano de confianza, sería
bueno que comencemos a curarnos, con un primer paso.
Ser fieles a nosotros mismos...
Y cómo ser fiel a alguien que ni
siquiera conoces?
Entonces pasamos al pre-paso, a
intentar saber quién eres y por qué estas aquí.
La respuesta debe, indefectiblemente,
ser una respuesta que te haga sonreir desde tu propio corazón.
Con cariño, hasta la próxima
Lev Emet
PD: Cuando llegué a uno de los puntos
más bajos de mi crisis de auto-infidelidad, tuve que preguntarme las
preguntas más básicas, como si yo bebía café, porque así
lo hacían todos, porque así había sido educada o porque de verdad,
lo percibía delicioso en mi paladar...
El día de hoy, ya no tomo café.
Hermoso Mensaje!!!!
ResponderBorrarGracias Jorge! Aprecio muchísimo tu comentario!
ResponderBorrarMi botella de náufrago ha sido abierta y el mensaje ha sido respondido!
Gracias de todo corazón
Lev Emet
Graciassss!!!profundo y verdadero!!
ResponderBorrarGracias!!!B"H!!
ResponderBorrarESE ROSTRO LO DICE TODO DIOS MIO!! QUE BELLEZA QUE MIRADA Y QUE PROYECCIÓN DEL ALMA!!
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