Carta 2:
Gracias!
Gracias por permitirme estar en
contacto contigo nuevamente.
Es que... hay tanto para compartir...
El problema que tenemos habitualmente,
es que ignoramos ser herederos de un tesoro que podemos compartir...
Y es difícil dar, lo que uno ni
siquiera sospecha que tiene...
Pero aunque lo ignoremos, todos tenemos
algo, algo esencial, algo que nadie más tiene...
Tú y yo, y toda le gente que nos
rodea, aunque estemos cubiertos de máscaras, bajo nuestra piel, guardamos
algo especial... Es nuestro sello, algo que tiene la capacidad de cambiar
no sólo nuestras vidas, también puede cambiar la vida de los
demás...
Lamentablemente, tenemos que luchar a
brazo partido contra la fuerza que intenta esclavizarnos y embalsamarnos en la
mediocridad.
Es una fuerza que, si le tememos, si
nos dejamos empequeñecer con sus tretas, sus amenazas y sus
propagandas, podemos llegar a desperdiciar toda nuestra vida metidos en un
hoyo oscuro, sea de soledad, de ambición o de adicciones...
Ella nunca desaparecerá, esta
fuerza está puesta en nuestro camino, para enfrentarla. Porque en el enfrentamiento, descubrimos nuestro verdadero potencial.
No es necesario que tengamos que
guerrear con golpes de karate, podemos encontrar nuestro propio
modo de resistir y de crecer, podemos luchar contra todo aquello que amenaza con atraparnos, elevándonos por sobre nuestras propias cabezas...
Nuestra primera dificultad, es que
muchas veces, por no decir la mayor parte de la veces, son los
miembros de nuestra propia familia que, durante nuestros primeros y
tiernos pasos, intentan ser titiriteros de nuestra existencia, en
lugar de enseñarnos a dialogar con nuestro propio corazón...
Los padres, los maestros, deberían
educarnos para descubrir cuál es nuestro verdadero poder, nuestro
verdadero talento...
Y en muchos casos, por no decir la
mayoría, están más atareados en ayudarnos a amordazar la voz que
intenta surgir desde lo más profundo de nuestro alma, que en ayudarnos a amplificar nuestro sonido. No siempre lo hacen con mala
intención, la mayoría de las veces, es porque ellos también son
víctimas de su sordera, y tampoco han sabido escuchar lo que expresan sus propios latidos...
Ahora, si has vivido, como yo,
esperando aprobación, esperando reconocimiento, esperando que
alguien te diga lo que puedes o debes hacer, o sentir, o desear...
Si has vivido demasiado tiempo,
creyendo que otros tienen respuestas para tu dolor, tu tristeza, tu
falta de armonía, tu infelicidad...
Es hora que sepas que la llave para
volar por sobre tu miseria, no la tiene ningún gurú, la llave,
la tienes tú.
Claro que es más fácil decirlo, que salir a conquistar tu destino, pero cada uno es responsable por
lo que decide.
Yo, no siempre elegí el camino
de, “voy a ser quién vine a ser”, pero fueron justamente aquellos
estados de esclavitud, los que me enseñaron que no quería esas cárceles eternas para mi espíritu.
Quiero confesarte, que el tiempo que
transité mi propio sometimiento, no fueron días o meses, sino que fueron largos y terribles años de tortura
emocional. Así que sé muy bien de lo que estoy hablando...
Pero ahora estoy aquí, burlándome de esa fuerza sobrecogedora que dedica toda su energía a intentar
aplastar cada síntoma de libertad, de creatividad o de verdad, que
amenaza salir desde mí.
Claro que no bajo los brazos, porque
esa fuerza oscura, está acechándome constantemene, y es en
definitiva, la que me provoca haciéndome mover, luchar y vivir.
Así que si sientes que te han atado
las manos, o la cabeza, o el corazón: Bienvenido al Club!
Si al menos te sientes incómodo, si al
menos sufres por eso, éstos son los primeros síntomas de salud!
Sí! Sentirse mal, sentir que te
sientes desgarrado, es una señal de que la esencia en tu interior, aún está sana y quiere liberarse, quiere iluminar!
No quisiera ilusionarte en vano, porque debes saber que volver al hogar perdido, es una tarea ardua y se requiere mucho valor
y mucha fe... Y muchas veces, hay que hacer largos trayectos a
oscuras y solos...
No es fácil, pero no hay nada en el
mundo que se asemeje al placer de luchar por lo que uno vino a ser.
Y lo que uno vino a SER, no es una cima
a la que tenemos que llegar, lo que uno vino a SER, es el camino, el
recorrido que inventamos con cada paso, cada gesto, cada elección.
Gracias por permitirme volver a
escribir...
Si no estuvieras allí, leyendo, de
todos modos yo, seguramente, seguiría escribiendo, y enviaría mis
cartas, con el poder del náufrago que arroja sus esperanzas dentro de una
botella hacia el mar infinito...
Pero ahora que sé que estas allí, y
que me has dado permiso para continuar nuestra correspondencia, me hará
feliz encontrarme con tus palabras, como una respuesta de corazón a corazón.
Gracias...
Con cariño
Lev Emet
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