Ella había leído ciencia ficción
cuando era joven, más joven... Y ahora veía esas películas y
series con viajes espaciales, mutaciones genéticas, saltos en el
tiempo y super-poderes...
Pero para su pesar, tanto en los libros como
en el cine, los personajes eran mudos a la hora de resolver problemas
existenciales...
Tan sólo, tratan de sobrevivir con lo que les toca...
Algunos se preguntan, por qué, por qué
yo, pero la mayoría se acomoda a su nueva condición, a su nuevo entorno...
Los unos, escapan de los zombies y los
otros, se adaptan a la época pasada o futura en la que han “caído”...
Aquellos, aprenden a utilizar sus
poderes contra el mal y los demás luchan en un caos post-destrucción
mundial...
Pero casi ninguno se pregunta siquiera, para qué tengo que experimentar ésto!
Ella no encontró soluciones en esas
historias de fantasía...
Ella padecía algo de lo que nunca
había escuchado hablar...
Era algo que ella no podía etiquetar
ni descifrar...
Y digo padecía, porque para ella, su
“don”, o como quieras llamarlo, era su condena...
Si hubiese hablado con alguien sobre su
capacidad, simplemente hubiera sido tomada por una pedante
insoportable, y de hecho, para muchos, ella era exactamente eso, una
pedante insoportable...
Un día, ella tuvo una “discusión”
con una niña de cuatro años.
La niña le espetó con total insolencia, que cuatro era más que cinco...
Ella le dijo que no, que cinco era más
que cuatro...
La niña le respondió con su terca
sabiduría, que cuatro, era más que cinco...
Y cuando ella se disponía a retrucarle
nuevamente que cinco era más que cuatro, de golpe se detuvo, al
tomar conciencia, que estaba comenzando una discusión insensata con
una niña de cuatro años, cuando ella contaba, en ese entonces, con
cuarenta años más...
Se quedó pasmada.
Qué estoy haciendo? Se preguntó
avergonzada...
Pero pasado el bochorno sin testigos,
pudo comenzar a entender, que esa situación atropellada, era una repetición exacta de gran parte de las conversaciones que habían signado su vida, desde siempre...
Desde pequeña, sabía, intuía,
deducía cosas, que el resto no.
Y no sólo que los demás no lo hacían.
El resto, el entorno, sus padres,
hermanas, luego sus compañeras, sus parejas, sus jefes, sus colegas,
nunca entendían qué era lo que a ella le sucedía...
Por qué se enojaba tanto, por qué se
creía más “viva” que los demás...
Su vida ha sido una larga tragedia de
estos eventos, donde ella veía algo que los demás no ven, o no
quieren ver...
Se sentía habitando un largo espiral que hace parecer que todos se
encuentran en el mismo lugar, cuando en realidad están una vuelta o
varias vueltas más abajo... Sin calificar ni desmerecer...
Si tuviera que definirla, te diría que
es la mujer más sola que he conocido...
Hace muchos años atrás, se encontraba en una
reunión con “amigos”... Ella notó que uno de ellos y una de
ellas, intercambiaron una mirada íntima, en una milimésimas de
segundos... No tendría nada de malo, esa mirada cómplice, si no fuera porque ambos estaban
casados con sus respectivas parejas, con niños y todo lo que el establishment requiere para parejas jóvenes, profesionales y de clase
medio/alta.
En aquel momento, Ella, no dijo nada,
ni siquiera a su propia pareja, no quería ser tildada de loca como
lo hacían habitualmente en el hogar de sus padres.
Y lo dejó pasar...
Y pasó el tiempo...
Entonces Ella se enteró que aquellos
dos, finalmente se habían separado de sus respectivos matrimonios y
se unieron como pareja formal, saliendo de la clandestinidad que
llevaron por años...
Lo que para muchos cercanos a sendas familias, fue una sorpresa, para Ella, no lo fue en absoluto...
No es que ella lea los pensamientos, ni
siquiera ella sabe cómo es que sabe lo que sabe de las personas...
Pero quién quiere estar con alguien
así?
Una vez, una mujer que intentó
entablar una amistad con Ella, le dijo: Cuando estoy contigo, me siento
desnuda...
Ella se dio cuenta que no podía hablar
de lo que pensaba, no sin correr el riesgo de ser indiscreta, o cruel
para con las otras personas...
Ella, su captación tan particular de la gente,
provocaba una sensación de estar siendo evaluado a modo de
tomografía computada emocional...
Entonces Ella aprendió a callar...
Pero la gente huele el peligro...
Al menos la gente común....
Los psicópatas, sienten como una
atracción especial en tratar de engañarla...
Pero ella ya no los escucha, no los
mira, no los intenta “desenmascarar”...
Se aleja y se guarda sin dar
demasiadas explicaciones...
Imagínate un adulto que está con un
niño...
El niño llora, se ríe, se enoja, se
ofende, se atemoriza, se asusta, se encandila, por cosas que el
adulto considera tontas, superficiales, sin sentido....
Sin embargo, el adulto acompaña al
niño, juega con él, le regala esos juguetes tan preciados, le
explica que no hay cucos debajo de la cama, lo consuela diciéndole
que la maestra no sabe todo, y que esos chicos que lo molestan son
unos inadaptados y que no les preste atención, etc. etc. ...
Pero luego, el adulto, volverá a su
propia realidad, a sus asuntos y negocios "verdaderamente" importantes, a sus sueños
y a sus problemas “reales”...
Ahora imagínate que el adulto no tiene
a dónde volver...
Mejor expresado sería, que no tiene
con quién volver...
Imagina que todos son niños, algunos
adorables y otros despiadados, pero todos son niños...
Imagina un mundo donde no tienes con
quién compartir tu adultez, tu mirada, tu madurez...
Un mundo que está gobernado por niños
grandes que hacen y deshacen caprichosamente...
Ella estaba sola.
Como si Dios la hubiese elegido para
ser la única agraciada de una especie de “microevolución”.
No era una genia, en absoluto.
Era... algo que no puedo explicar... Que Ella misma no tenía explicación ni técnica...
Ella sabía las cosas invisibles de las
personas...
Y lamentablemente, cuando llegó ese triste día en el que también se
aburrió de conversar conmigo, lloró mares despidiéndose y desconsolada, se sentó a esperar a aquel ser
especial, que le pudiera enseñar a transformar su condenado don, en una
Re-evolución mundial...
Lev Emet