lunes, 27 de abril de 2015

Quítate las etiquetas de encima!



Cualquier ser humano con una pizca de introspección, se sentirá infinitas veces, como si fuera un ratón de laboratorio.
Sentir que estamos a prueba, que no sabemos qué es lo bueno y qué es lo malo...
Soñar con un líder que nos evite desgracias y nos lleve hacia el paraíso por un atajo simple y sin complicaciones.
Muchas veces, nos convertimos en una masa uniforme, que hace todo lo que los demás hacen para conseguir comida, sexo o diversión.
Nos llueven pruebas de las que no tenemos ninguna idea sobre la manera de afrontarlas con éxito y creemos que otros sí saben, al menos dicen saber y conocer el camino hacia la felicidad sin tumbos.
Nos aterra quedarnos sólos y sin respuestas.
Sin amor.
Nos aterra estar heridos, por dentro o por fuera, y no tener a nadie que realmente le importe.
Nos muelen los sesos la incertidumbre de mañana y nos tortura nuestra estúpida certeza de que seguramente somos los únicos que no tenemos asegurado el éxito...
Somos inundados, olvidados y sacudidos, exprimidos y disecados por una fuerza que nos centrifuga pero que no nos libera, no, por lo menos, hasta el último día, sea cual fuere, porque ya llegará.
Tardamos décadas en comprender que nadie nace sabiendo, y que debemos aprender absolutamnete todo y que el aprendizaje es personal, el placer es personal, la desilusión y el aburrimiento son personales, y todas la decisiones que tomemos, son particulares, individuales e “inclonables”.
Desde pequeños podemos y debemos afrontar desafíos con las pocas herramientas que nuestra corta experiencia nos regala.
Nadie está a salvo.
Todos, TODOS, estamos en esta vida, intentado entender de qué se trata todo ésto.
Lo que hoy vengo a decir, es que no es determinante la educación, ni la cultura, toda la abundancia o la carencia, todas las aptitudes o las discapacidades, cada uno, hace su único y ejemplar aprendizaje de vida.
Y si es exitoso o no, nadie lo puede determinar, ni siquiera uno mismo.
Uno sólo puede elaborar y decidir, puede evaluar y actuar, con las observaciones que va haciendo a lo largo del camino y sentirse contento con gran parte del trayecto o sentirse frustrado e intentar o no, cambiar los modos, la dirección o la actividad.
Uno puede volverse sabio o volverse un idiota y no depende del coeficiente intelectual, ni la falta de vitaminas o estímulos, porque el ser humano, puesto en este infinito laboratorio, tiene algo que no se le puede robar, libre albedrío.
Entonces verás que a pesar de lo predecible, de los estudios y las tablas excel, siempre habrá aquellos individuos fuera de serie, excepciones, líderes, quijotes, renovadores, críticos, rebeldes, inadaptados o revoltosos que darán portazos y nos sacudirán con sus nuevas ideas revolucionarias, toda la tela de araña que tejimos dentro y fuera de nuestro cerebros, para aquietar nuestras dudas, nuestros deseos imposibles, nuestras ansias de libertad. Nuestro motor imparable de libre albedrío.
No es un asunto de generaciones, ni de alimentación, es un asunto de coraje y persistencia.
Lo ideal sería, que todos aprendiéramos a auto-conocernos, a valorarnos, a confiar en nuestros criterios, desde pequeños, en un íntimo hogar que nos permitiera sentirnos amados con todo nuestro libre albedrío a cuestas!
Lo ideal sería, probar y caerse, (como cuando comenzamos a andar), sin temor a ser burlados, apurados, o castigados por nuestros errores...
Pero eso sería lo ideal, y lo real, está muy lejos de ser así.
Lo real es que los padres, no tenemos ni idea de qué hacer con nuestros hijos, hasta que pasan varios años y comenzamos, si de verdad hemos madurado, a tener nuestros propios criterios de cómo criarlos, y para aquel entonces, nuestros hijos, serán grandes y nos traerán el desafío de su propia búsqueda y estaremos nuevamente parados, desnudos, en medio del desierto de una nueva etapa, sin mapas y con millares de sabelotodos que quieren venderte una solución infalible...
Yo he aprendido que las etiquetas no sirven y que uno tiene que ir a buscar sus propias respuestas en la profundidad de su corazón, en su honestidad, en esa verdad que está grabada en algún lugar secreto de nuestro ser, y que no se abre con llaves compradas en lo del cerrajero de la esquina.
Me encantaría que en las redes sociales dejaran de aparecer todas esas fotos o post que declaman sobre el amor incondicional maternal/paternal, o el amor de los abuelos o el amor de tíos, maestros, perros o políticos. Porque nada de eso es cierto, cada madre elige cómo amar, y aún puede amar de muchas maneras diferentes a diferentes hijos, y puede ser muy paciente con unos y abusadora con otros, lo mismo va para todos los integrantes de la estructura social, todos tienen libre albedrío, aún los niños, aún los ancianos, los pobres y los multimillonarios...
Entonces si queremos hacer algo por dejar de ser un hamster corriendo en una rueda que no lleva a ningún lado, debemos aventurarnos a SER, sin etiquetas, a no dar nada por sentado, a observar, y decidir y dejar de tratar de seguir haciendo lo que todos hacen, porque así “todos lo hacen”...
Hasta ahora, mi mayor madurez, la he alcanzado tratando de hacer de mi hogar, ese lugar donde los integrantes se sientan amados. Y no es fácil. Porque cada uno de nosotros tiene necesidades y expectativas diferentes. Pero es la base para poder ser quién uno vino a ser. Y si el hogar de uno está formado por un único integrante, uno mismo, también debe comenzar su trabajo desde allí.
Olvídate de compartir esos post que manipulan nuestros criterios individuales.
Hay socialistas que lo único que comparten es el terror.
Hay fascistas que intentarán convencerte de lo bueno que es eliminar a los que no son como nosotros.
Hay feministas, que se burlarán de la maternidad y expresarán su valor saliendo desnudas por las calles.
Hay machistas que ocultarán su homosexualidad secreta.
Hay estrellas de Hollywood, que se suicidarán o se mutilarán o se drogarán o se prostituyen.
Hay médicos que quieren ganar mucho dinero a expensas de tu salud.
Hay terapeutas que no saben qué corno hacer con sus propias vidas, pero te miran desde un altar auto construído.
Hay abuelos pervertidos.
Hay madres golpeadoras.
Hay maestros incultos, saboteadores de espíritus movedizos.
Hay científicos sobornados por su ego parcial o por cifras de muchos dígitos.
Hay deportistas que acudieron al doping.
Hay abogados del diablo que no buscan justicia sino salir vencedores.
Hay, hay, y hay mucha mentira disfrazada de “está todo bien”...

También hay mucha, muchísima gente que hace, que construye bondad, que se interesa por sí mismo y por el prójimo, que aprender a dar, respeta y tiene en cuenta al otro.

En estas épocas, donde no se sabe qué es verdadero y que no lo es, lo mejor que puedes hacer por tí, por tus amados y por la humanidad toda, es tratar de encontrar tu propia verdad, tu propia manera de vivir tu vida, tu propio amor y tu propia conexión con tu Divino destino.

Con todo mi cariño

Patriicia Deborah Starkloff
Lev Emet

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario!

Translate